30.3.06

El fascismo y el olvido

Enero 21, 2005.

Hay tres noticias, entre muchísimas otras por el estilo, que pueden parecer simplemente estúpidas, pero que siento la necesidad de comentar porque reflejan un imaginario colectivo que es el espacio tanto del teatro como de quienes lo hacemos. Demuestran, además, que hay motivos más que suficientes para esa acepción de mi “pánico” escénico que se refiere al miedo y nada tiene que ver con el dios Pan ni con su orgía estival.
La primera ha dado la vuelta al mundo: el príncipe Harry de Inglaterra vestido de nazi. Lo que se ha comentado poco es la coincidencia de su “disfraz” con los 60 años de la liberación de Auschwitz, que se cumplirán este 27 de enero.
La segunda, una noticia local de Chile, apenas ha tenido eco entre algunos grupos interesados: Jimmy Garay, dirigente del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual se manifestó en desacuerdo con el proceso judicial contra Pinochet porque “no es humano” que se juzgue a un “caballero que no está con sus cinco sentidos funcionando”. Reconoció la brutal persecución de homosexuales durante la dictadura, pero él quiso centrarse en “la parte humana y si Pinochet mató a gente gay, es algo que los tribunales tienen que manejar”.
La tercera no es en realidad una noticia: vi aquí en Mérida la revista de unos chavos “anarquistas” que dedican su póster central (el center fold de las play mates) a su héroe Adolfo Hitler.
En los tres casos estamos hablando de lo mismos del fascismo y del olvido. O, peor, del fascismo y su trivialización por la ignorancia. O, todavía peor, de la fascinación que el fascismo ejerce cuando se disfraza de juvenil desenfado.
Así en la página electrónica de la BBC, se encuentra una impresionante serie de opiniones con un tono parecido a “¡Por Dios! ¡Déjenlo en paz, son cosas de muchachos! ¡Ni que fuera tan grave!” Los conceptos del militante gay acerca de un asesino indiscutible porque ya está viejito, olvidan que sus crímenes fueron de lesa humanidad e impidieron a muchos llegar a la vejez, además de buscar el exterminio de quienes ese “militante” dice representar. Por fin, la utilización por seudo-anarquistas (enemigos de todo Estado) precisamente del Führer de un sangriento Reich (Súper Estado) que además se quería ario puro, en un lugar tan poco ario como la península de Yucatán, parece un chiste cruel.
En realidad todo parece un chiste cruel. Bush, encabezando una cruzada contra los infieles musulmanes. Musulmanes en yihad contra infieles cristianos. Israelitas contra ismaelitas porque unos, hijos de Sara, y otros, de Agar, no se toleran en el mismo territorio de Abraham, patriarca de cristianos, musulmanes y judíos.
Al fondo del chiste cruel está la sombra siniestra del fascismo que es la ideología de la violencia. Violencia siempre contra el más débil y siempre a favor del mejor postor entre los fuertes.
Esto último no debe olvidarse. Además de ofrecer una forma de identidad a masas que han perdido el sentido, el fascismo es una violencia puesta en venta. A la ITT se vendió Pinochet. Hitler a los grandes intereses de la industria de guerra, incluida la norteamericana.
Uno de los textos fundacionales debe ser recordado en estos días y, sobre todo, en países tan proclives a ofrecer mano de obra barata para las diversas formas del fascismo. A punto de inciar la Marcha sobre Roma, Benito Mussolini, el creador de los fascios, y Duce del Estado italiano, proclamaba: “Nosotros nos damos el lujo de ser aristocráticos y democráticos, conservadores y progresistas, reaccionarios y revolucionarios, legalistas e ilegalistas, según las circunstancias de tiempo, de lugar, de ambiente en las que nos vemos obligados a vivir y actuar”.
Los fascismos son oportunismos y los oportunismos son fuente de fascismo.
Los herederos del antifranquismo español debemos mantener viva la memoria de cuanto fue y puede volver a ser el fascismo. Ofelia Guilmáin, representante ilustre del exilio, siempre se confesó rabiosamente antifranquista. A ella, al exilo y a su memoria dedicaré mi próxima columna, pero no quiero dejar de mencionarla en ésta.
Y a 60 años de la liberación de Auschwitz, cito a nuestro gran poeta, León Felipe, precisamente en su poema sobre ese campo de horror que jamás debería repetirse pero cuya sombra nos amenaza aun con nuevas formas: “Estos poetas infernales, / Dante, Blake, Rimbaud / que hablen más bajo... / que toquen más bajo... /¡Que se callen! / Hoy / cualquier habitante de la tierra / sabe mucho más del infierno / que esos tres poetas juntos. / Ya sé que Dante toca muy bien el violín... / ¡Oh, el gran virtuoso! / Pero que no pretenda ahora / con sus tercetos maravillosos / y sus endecasílabos perfectos / asustar a ese niño judío / que está ahí, desgajado de sus padres... / Y solo. / ¡Solo! / aguardando su turno / en los hornos crematorios de Auschwitz... / aquí... / rompo mi violín... y me callo.”