5.4.06

Amén o sólo irme

Enero 11, 2006.

Buscaba la pureza de un sonido
arrítmico tal vez
con la mirada fija en los tonos de un gris
azul
casi de vidrio
y tropecé contigo Dios mendigo
agonizante
imprevisto
estorboso

Triste Dios
clavado desde siempre al fondo de un banquete
con tus ojos llorosos
con lo que queda libre de tus dedos
tratando de dar ritmo a cada transeúnte

Muérete de una vez
o retorna a tu trono
a lanzarnos los rayos y centellas
que lanzabas ayer
útiles por comprensibles

¿Qué balbuceas entre los dientes rotos?

En el último siglo
fue la “muerte de Dios” una idea conveniente
y resultó más fácil acechar el futuro
recordar nuestras bombas
o los rostros ajenos del presente
los muñones
su miedo
y el “silencio de Dios” como culpable

Pero tenerte aquí
y tropezar contigo a cada paso
dentro de cada imagen
apestoso
sangrante
cuando se busca la infinita pureza de algún punto
en el fondo del cosmos
escuchar tus gemidos nos molesta

Nos acusas y acosas e importunas

Nos irrita
saber cómo te pudres en cada madriguera
y pides con tus ojos la clemencia
o una lanza eficaz que sea lanza final
mientras musitas algo
en la inmensa soledad que tú tampoco entiendes

Solo
solo
agredido
eres un Dios que habla a sus verdugos
y eso saca de quicio

¿Comprendes que molestas?

Mientras busco tu imagen en el cosmos
lejana
conveniente
me escupes la pregunta que pensé hacías al Padre:
¿por qué me abandonaste?

Y me entiendo Caín y te veo como Abel
y te vuelvo a golpear y no te mueres


Dios de este milenio
nada tienes que hacer en nuestras fiestas
ni tampoco en mi caza del azul infinito

Ya no me pidas algo
cuando no alcanzo a oír
porque espero encontrar el sonido imposible
de tan puro en mi sueño

Yo no te quiero ver
ni escuchar
ni lo intento

Mientras boqueas colgado de una cruz que ya cansa
¿debo decir “Amén” o sólo irme?